domingo, 22 de agosto de 2010

TRANSFORMA LA REALIDAD Y PERDÓNATE

Día Cuarenta y uno, Sábado 21 de agosto del 2010

Qué pasaría si te dijeran que para ser perdonado “allá” arriba, solo necesitas perdonarte tu aquí abajo. ¿Verdad que simplemente pensarlo es de lo más fácil?

Esta pregunta salió de la necesidad de explicarme mi apatía, y el temor generalizado de mi ciudad, que es altamente contagioso. Este temor paraliza, y sabiendo que somos tan poderoso como somos, me preguntaba que nos detenía de cambiar nuestra realidad colectiva.

Después me puse a pensar que muchas veces, las cosas que pasan, decimos para nuestros adentros, lo tenemos merecido. Y saben qué, a lo mejor es cierto. Pero, ¿no se han puesto a pensar, aquellos que son padres, que no importando la falta que el hijo cometa, sobre todo siendo muy pequeños, las perdonamos?

Por qué no pensar lo mismo de Dios, o la madre Naturaleza, o lo que ustedes interpreten como divinidad. Somos perdonados diariamente, por fuerzas tan grandes que nos intimidarían. Y nuestra pequeña y terca mente para mantenernos a su merced, nos da explicaciones muy lógicas sobre por que somos pecadores o culpables.

¿saben por qué no he publicado nada en dos días?

No tenía ganas de escribir. Simplemente fue eso. No tenía ganas de hacerlo. Digamos que no sabía que decir. Hace dos días solo me podía imaginar una pregunta en este espacio; ¿Cuándo termina el camino?

¿Qué quería decir con eso? No tenía idea, solo veía esa pregunta, y pensaba en que me gustaría que mis lectores la respondieran.

Pero la verdad es que están pasando demasiadas cosas tanto dentro como fuera de mi, que siento que un día abarca un año. A veces siento que no he visto a personas en demasiado tiempo y solo son un par de días. O tengo tantas cosas que hacer y que pensar que se me pasa el día ocupado.

Sí, sigo haciendo los ejercicios, a lo mejor no con el entusiasmo de al principio, pero ahorita vuelvo a tenerlo. Es genial enfrentarnos al tedio, la apatía, la resistencia, porque sin ella, no sabríamos que áreas de nuestra vida están en conflicto. Pero me he dado cuenta de algo, siempre cualquier sentimiento negativo, va acompañado o es una manifestación del miedo.

Así que dejemos de culparnos, de temer que nos sucederá lo que nos merecemos por ser “malos.” No somos malos, solo unos niños ignorantes que estamos aprendiendo. Y parte del proceso de aprendizaje es equivocarnos. Dejemos de ser duros tanto con nosotros como con los demás, dejemos de sentir pena, de sentir asco por nuestros semejantes, pero sobre todo por nosotros mismos.

Sí, hemos hecho cosas atroces, pero solo basta un acto de fe, romper esas promesas que nos hicimos, esos contratos que inconcientemente firmamos con nosotros mismos, sobre lo que según debemos ser. Y verán que la realidad personal cambiará por completo, y solo así, trasformaremos la realidad colectiva.

¿Qué es lo peor que has hecho en tu vida? No crees que tu paz y la de los demás merece que te perdones, que hagas ese esfuerzo, y que corrijas el camino. Porque una vez que nos perdonamos, no volvemos a cometer concientemente la falta, y si llega a suceder, tenemos ahora la capacidad de rectificarla. PERDÓNATE, perdónate, perdona… vale la pena intentarlo.

Los amo, me amo y me perdono, y ahora perdono toda aquella falta que conciente o inconcientemente haya cometido contra mi o contra cualquier ser en este planeta y en el universo. Me perdono y te perdono, porque aunque sé que en el cielo no existe nada que deba ser perdonado, el hecho de hacerlo, me libera, te libera y nos hace crecer y evolucionar e iluminarnos. Todos somos uno… NAMASTE!!!

Post Data: EL CAMINO TERMINA CUANDO INICIAMOS OTRO…

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